sábado, 6 de febrero de 2010

Agentes

Los argumentos a favor del uso de agentes de software resultan muy similares a los que se pueden ofrecer acerca de casi cualquier otra tecnología, herramienta, enfoque o metodología de la historia. Al final de cuentas, el ser humano busca siempre modos y medios para realizar el menor trabajo y obtener el mayor beneficio posibles.

En el caso de los agentes, el principal atractivo es que la autonomía que se les atribuye puede descargar al humano de la necesidad de emplear tiempo en tareas rutinarias, repetitivas, aburridas y hasta peligrosas, dejándolo libre para únicamente cosechar el fruto del trabajo de los agentes y dedicar el resto del tiempo a otras prioridades.

Las características que definen a los agentes varían de acuerdo al contexto en que se pretendan usar, a los objetivos que perseguirán y por muchos otros factores, sin embargo, la autonomía, la capacidad de comunicación de resultados, el autoaprendizaje y la toma de decisiones con base en ese aprendizaje son las luminarias que sin duda más resaltan, atraen y, también, mas rechazo generan [2].

Tras analizar cualquier invento, tecnología o herramienta de la historia, se puede concluir que ninguna es universal ni omnipotente, los agentes comparten esta situación, la libertad de acción, la autonomía, la relevancia de las decisiones que se les permitirá tomar, y en general la extensión de todas sus características y capacidades debe de ser controlada y supervisada ya sea en tiempo de diseño, de implementación, de uso o de supervisión por el humano; es por esto que Schneiderman y Maes[1] discuten y hasta cierto punto coinciden en que a los agentes, así como a otras herramientas de software se les debe concebir en conjunto con una fuerte interfaz de manipulación directa que permita supervisarlos, cosechar sus resultados, corregir sus desviaciones y monitorear sus progreso.

Es evidente que el éxito en el uso de agentes va ligado con la calidad de la interfaz de manipulación directa que se les asocie tanto o más que a la calidad y capacidades que se les deleguen en la tarea específica; entre mejor sea el diseño del agente en sí y de la interfaz de manipulación directa asociada, menor será el esfuerzo que deba emplear el humano para cosechar los frutos del trabajo de los agentes y más libertad tendrá para enfocarse en otras tareas de mayor interés.





Referencias

[1] Shneiderman, B., Maes, P. 1997. Debate: Direct manipulation vs. interface agents. Interactions 4(6):42-61, November/December.

[2] Lanier, J. 1995. Agents of alienation. Interactions 2(3), 66-72.

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